A group of the Catholic Church acquired land in the Sierra de Gredos to build their centre. Profound meeting sessions – held over the years – for the understanding of the group’s philosophy and the definition of the program set the basis for the architectonic proposal.
The architecture has the intention to be humble, but with power and restrain. That is why the choice of the material for bearing walls and facades has been a very important decision.
The earth excavated on place, poured in formworks and rammed with great strength becomes the bearing walls. Once excavated, the granite base that lies beneath will come to the surface. This stone plate will become the pavement flooring between the Moradas. Building geometry stays close to the ground following the topography without terracing, avoiding unnecessary excavations and retaining walls. Inspired by the great granite boulders covered with moss and lichen, the rammed earth walls reflect and absorb the intense natural light of this landscape.
Aware of the ecological dimension and the need to reduce energy consumption that a project of this sort requires, and conscious of our responsibility with the landscape, the architecture is oriented to the sun. The roof, deployed in great surfaces over the earth walls, accommodate a system of water pipes that capture the heat provided by the sun making easier the work of the geothermic pumps.
We attempt to preserve the property´s rural character. Therefore we will maintain the existing vegetation, the pastures and trees, which with particular lyricism shape the atmosphere of this land.
Un grupo de la Iglesia Católica adquirió terreno en la Sierra de Gredos para crear su centro. Reuniones profundas – mantenidas durante años – para entender la filosofía del grupo y para definir el programa, crearon la base para la propuesta arquitectónica.
Con este proyecto se ha querido crear una arquitectura humilde, potente y contenida, cargada de interioridad, vigor e intensidad. Por este motivo, una de las decisiones más importantes ha sido la decisión del material con el que se construirán las estructuras portantes y cerramientos. La tierra recogida en el propio lugar, vertida en encofrados y apisonada con gran tensión se convierte en muros. Una vez excavada, aflora la base pétrea de granito que se convierte en el pavimento de los tránsitos entre moradas. La implantación de la arquitectura en un terreno de pendientes continuas y de considerable importancia no se hace mediante aterrazamientos. La arquitectura de las moradas se ajusta a los movimientos del terreno evitando excavaciones y muros de contención innecesarios. Inspirados en las grandes masas de piedra granítica cubiertas por musgos y líquenes que absorben y reflejan suavemente la intensa luz del lugar los muros de tierra absorben la luz natural tan intensa en el paisaje.
Conscientes de la dimensión ecológica querida en el proyecto, de la responsabilidad con el paisaje y con la reducción del consumo energético y de combustibles fósiles, la arquitectura se orienta al sol. Las cubiertas, desplegadas en grandes superficies voladas desde los muros de tierra, alojan un sistema de conductos de agua que capturan la radiación solar, favoreciendo, de esta manera, el trabajo de las bombas geotérmicas que aseguran el funcionamiento de la calefacción. Se pretende conservar el carácter rural del lugar. Por ello, en las zonas no edificadas, se preservará la vegetación existente que con su delicada, pero intensa variación durante las estaciones, configura con particular lirismo la atmósfera del lugar.